domingo, 30 de diciembre de 2012

DÍA DE LA SAGRADA FAMILIA

Hoy hemos celebrado, con toda la Iglesia, la fiesta de la Sagrada Familia en nuestra parroquia.

Ha sido una eucaristía acogedora y sencilla, como lo fue la familia de Nazaret.

Hemos pedido a Dios especialmente hoy:

Por toda la Iglesia del mundo, para que sea dócil a Tu voluntad en cada cultura.

Para que todos los responsables sociales defiendan y ayuden con sus leyes a las familias.

Por todas las familias, en especial para aquellas que sufren hambre, injusticias o enfermedades, para que vivan siempre según el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret.

Por todos los niños y mayores que puedan tener unos papás y unos hijos que los quieran y protejan con amor.

Por la comunidad de Nuestra Señora de Guadalupe, para que se una como familia, fundada en el respeto y el amor.

Por todos los que estamos aquí reunidos, para que sepamos agradecer lo que hemos recibido de nuestras familias.
Hemos ofrecido al Señor:

Concha Bautismal: Señor te ofrecemos esta concha bautismal, con ella te presentamos a todos los niños que han sido bautizados durante este año en nuestra comunidad y a sus familias, para que tú los guíes por el camino de la fe y no les falte nunca tu amor.

Cofre de arras: Con este cofre y sus arras, te presentamos a las parejas de novios que han participado en nuestros cursos prematrimoniales, a los que participan del taller de novios y del taller de parejas reuniéndose mensualmente en nuestra parroquia. También te presentamos a todos los matrimonios de nuestra comunidad. Para que tú les des la fuerza necesaria para mantenerse fieles en el amor que se tienen y puedan así ser testimonios del amor y de la fidelidad de Dios.

Cesta de alimentos: Te presentamos una cesta con alimentos básicos, que no deben faltar en ningún hogar. En estos tiempos de crisis y necesidad para tantas familias, queremos presentarte a estas familias junto con nuestro compromiso de solidaridad y fraternidad con ellas.

Pan y vino: Te presentamos el pan y el vino, verdadero alimento para toda familia que quiera ser reflejo de tu amor y que quiera seguirte en medio de las dificultades de la vida diaria.

Hemos orado a Dios unidos niños, adultos y mayores como una sola familia, la familia de los hijos de Dios, por eso le llamamos Padre Nuestro:



Hemos dado gracias a Dios:
Gracias Señor, por hacerte uno de nosotros, igual en todo, menos en el pecado. Viniste al mundo a experimentar la vida humana con todas sus consecuencias. Y entre nosotros sentiste la vida, la alegría, el dolor, la compasión y el amor. Gracias, Jesús, por tu presencia en medio de nosotros, gracias por tu amor.

Te damos gracias, Señor, porque en tu amor nos reuniste, para formar nuestras familias. Te damos gracias por vivir juntos, por proteger y conservar nuestros hogares y todos los hogares del mundo. Por ayudarnos a tener las puertas siempre abiertas y animarnos a compartir nuestra alegría y amistad.  Te agradecemos que, como miembros de tu Iglesia, nos ayudes a llevar tu mensaje de amor a todos los que nos rodean.

Gracias Señor por los bautizados, matrimonios y nuevas familias que se han incorporado a nuestra comunidad parroquial, para que encuentren aquí un lugar de encuentro,  oración y  guía para sus vidas.

Gracias Señor por el don que has hecho a tu Iglesia en nuestros días: el don de la inquietud por los pobres. Gracias por habernos sacudido de la conformidad culpable con la desigualdad social. Gracias por el valor de  tu Iglesia para denunciar la pobreza y luchar contra la opresión.

Gracias Señor por nuestra Comunidad Parroquial, y porque Tú estás entre nosotros ayudándonos a construir todos juntos una gran familia cristiana.

Y hemos adorado al Niño mientras cantábamos villancicos, animados por nuestro coro:

domingo, 16 de diciembre de 2012

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

30 de diciembre
Parroquia de Guadalupe
a las 12:30 horas



Nuestra comunidad celebra, junto con toda la Iglesia,
la fiesta de la Sagrada Familia.

¡Ven con tu familia!

Es un día muy especial para nosotros que, como comunidad,
nos sentimos parte de una gran familia.

Puedes venir con tu familia, sería maravilloso estar todos juntos: padres, hijos, abuelos, tíos, cuñados... Invita a otras familias, a los vecinos y amigos.

¡PARTICIPA!

miércoles, 12 de diciembre de 2012

ENSEÑAR A REZAR A LOS HIJOS


Hoy, en muchas de nuestras familias, ya no se reza. Y empiezan las justificaciones: nos da pena proponer a la familia; la oración parece algo forzado, artificial, no nos sale dentro; los hijos son demasiado pequeños o demasiado crecidos... Sin embargo, la oración en familia es hoy posible. El primer paso lo tiene quedar la pareja aprendiendo a orar ellos juntos. Una oración en pareja, sencilla, normal, sin demasiadas complicaciones, hace bien a la pareja creyente y es la base para asegurar la oración en los hijos.


Provocar el ambiente apropiado

La oración en familia pide un cierto clima. Algunas familias llegan a reservar en la casa un lugar o "rincón de oración" especialmente destinado para orar, como expresión de que se le deja a Dios un sitio en la casa. Es un rincón preparado con alguna Biblia, un Cirio, alguna planta, que se puede adornar de manera apropiado en algunos tiempos litúrgicos.

También se puede cuidar más lo que entra en el hogar (cierto tipo de revistas, videos, libros, cassettes, programas de TV). No es difícil hoy suscribirse alguna revista cristiana, comprar libros sanos y educativos para los hijos, Evangelios y Biblia para los niños, cassettes con grabaciones para orar, grabación del Rosario.

 
Se puede también introducir algún símbolo, imagen o signo religioso de buen gusto. Los lugares más apropiados son, sin duda, la sala de estar donde la familia se reúne para descansar, hablar o ver la tele, y las habitaciones de los hijos donde, entre otros pósters y objetos variados, pueden haber algunos de tipo religioso, algún recuerdo de la primera comunión o de la confirmación, los Evangelios, alguna imagen de Jesús.



Saber enseñarles

Antes que nada, es necesario que el niño vea rezar sus padres. Si ve a sus padres rezar sin prisas, quedarse en silencio, cerrar los ojos, ponerse de rodillas, desgranar las cuentas del Rosario, poner el Evangelio en el centro de la mesa después de haberlo leído despacio, el niño que capta y críticamente la importancia de estos momentos, percibe la presencia de Dios en el hogar como algo bueno, aprende un lenguaje religioso, palabras y signo que quieran grabados en su experiencia, aprende unas actitudes y se va despertando en el la sensibilidad religiosa.
 

Nada puede sustituir a esta experiencia. Pero, además, es necesario orar con los hijos. Los niños aprenden a orar rezando con su padres. Hay que hacerlo participar en la oración, que aprendan hacer los gestos, a repetir algunas fórmulas sencillas, algún canto, a estar en silencio hablando Dios. El niño ora como ve orar. Llegará un momento en el que el mismo podrá bendecir la mesa, iniciar una oración o leer el Evangelio con la mayor naturalidad. La oración queda grabada en su experiencia como algo bueno, que pertenece a la vida de la familia, como el reunirse, el hablar, el reír, el discutir o el divertirse.



José A. Pagola